Evidentemente no deseo hablarles sin conocimiento de causa y este fin de semana realicé la comprobación empírica de los peligros de la langosta. Las fotos que aparecen a continuación son totalmente reales.
Sujetos exterimentales:
Mi señora y yo mismo.
Dosis aplicada:
Una langosta en caldereta.
Lugar de experimentación:
Cala Fornells, Menorca
Resultado:
Devastador. Dos estómagos satisfechos y una cartera temblando. Habrá segundo asalto.